martes, 4 de mayo de 2010

De la magia del encuentro

Nota: Respuesta a "De la metafísica de las causas a la magia del encuentro" de Armando Moreno www.dementeycuerpo.com
No creo en el destino ni lo niego porque no aspiro a ser filósofo, dejo los conceptos para las mentes ávidas de conocerlo todo, me basta la nada. Soy obsesiva, del tiempo, de los desencuentros, del estado doloroso que mueve el cosmos. Si soy fetichista lo debo a mis supersticiones, lo que ha sido fue. Coincido sin intentos que detrás de lo que llaman libertad, voluntad, consecuencias, existo ahora, irreversible como la moneda lanzada al aire y caprichosa oculto la denominación de un valor otorgado por capricho de una mano creadora (¿escritura? los límites entre ficcionalidad y realidad hace tiempo dejaron de escindirse, prefiero la forma al contenido si existe fuera de lo normal, ser anormal sin asimilación ¿pleonasmos de mí?) y la acuñación de mi peso total desgarra el metal, desgaste, devaluación, sobrevaluada, invalida, inválida y su infinito etcétera. Caigo de golpe, del lado de las alas. Por puro capricho de contradicción corto el hilo de la mano que mueve la mano que mueve la mano que mueve la pieza en el tablero. Soy Augusto Pérez susurrándote: “No se sueña dos veces el mismo sueño. Ese que usted vuelva a soñar y crea soy yo será otro […] no vaya a ser que sea usted el ente de ficción, el que no existe en realidad, ni vivo, ni muerto” (¿somos reales?). Aquí, en la caja de mis sueños voy extrayendo los recuerdos, nombres que me nombraron, nombres que no recuerdo, nombres que se escapan, ruidos, silencios, a penas líneas tipográficas, entregas, despedidas, descuidados desprecios e intencionales miedos. A veces entera, otras, con la mitad de lo que no soy, en selección de color, monocromática, ausente. Cajas de cerillos impresos con emblemas de hotel que no recuerdo haber visitado. Salta un conejo que guiñe un ojo y como Alicia lo sigo, lo persigo, lo atosigo, enorme, mínima, llorando o pidiendo que le corten la cabeza. Sueño o me sueñan o creo que sueño que me sueñan o sueño que creo que sueño y que me sueñan…Todos somos uno, todos conjugados en un único tiempo: el tiempo. Conjugo rostros y muecas, manos de Shiva multiplicadas a ene y a todas las grafías, manos por mi piel sin tocarme. A la distancia el viento, dice nada otra vez, sin cantar en lluvias resbalando en la ventana, sin deseos (res)balando. “Alguien” pensará en mí. Reconsidero (rec, rec, rec ¿grabo o considero? siempre lo mismo, soy espiral tan cuadrada, la última, sin grabar (rec) sin ti (con) soy lo que queda (a)sidero) quizá deba (¿debo? Hace tanto que pagué y aún debo) decir que el destino existe. Hoy me aferro a tocar el centro, encontrar a la maga y volver a perderla. Perderla y saber que sus labios son éstos, mis labios.

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