lunes, 27 de diciembre de 2010

Destino

No creo y juego a que te creo en el instante en que escribo
Nacemos predestinados y sin memoria
Sin olvido
Obsesiva cuento y descuento el tiempo
Vuelvo a armarlo
Lo suspendo
Acelero su caída al vacío
Camino a la inversa
No recuerdo las líneas que dibujan tu nombre
Un rostro
La historia que escribo es otra
Y no creo en el destino
Y lo espero mientras te pierdes
Persiguiendo me multiplico en los rincones
A veces te encuentro
A veces es mi sombra delatada en una risa
Un, dos, tres por mí
Yo y todas mis yo salimos corriendo
Fragmentos imposibles
Soy un punto
Somos puntos suspensivos
Un pequeño paréntesis que acumula desencuentros
Los ordeno en categorías adjetivadas
Me encuentras y resbalo húmeda en tu cuerpo
Adherida a teorías de estados dolorosos que mueven mundos
Partículas doloridas
Evolucionan
Se pierden

Fetichista corto las plumas y las cuelgo
Doblo y desdoblo, uno puntas, trazo líneas
Papiroflexia, tipograflexia, metaforoflexia
Hacer de mí lo que fui
Lo que soy
Libertadvoluntadconsecuencias
Existo ahora
Irreversible
Siempre oculta
Escritura anormal
Tan normal
¿Pleonasmo de mí?
Pleonasmos de mí
Desgarro los hilos metálicos de mi cuerpo
Desgasto el papel
Devalúo palabras
Musa sobrevaluada
La tinta invalida
Yo, Inválida
El destino es escritura
Un infinito etcétera
Caigo de golpe por el lado de las alas
Por puro capricho de contradicción corto el hilo que mueve la mano que mueve la mano que mueve la mano que mueve la pieza en el tablero
Soy Augusto Pérez susurrándote

No se sueña dos veces el mismo sueño
Ese que usted vuelva a soñar y crea soy yo será otro…
No vaya a ser que sea usted el ente de ficción
El que no exista en realidad
Ni vivo
Ni muerto


¿Somos reales?

En la caja de mis sueños
Extraigo recuerdos
Nombres que me nombraron
Nombres que no recuerdo
Nombres que se escapan
Ruidos
Silencios
A penas líneas tipográficas
Entregas
Despedidas
Descuidados desprecios
Intencionales miedos
Cajas de cerillos impresos con emblemas de hotel que no recuerdo haber visitado
Del centro salta un conejo
Me guiñe un ojo
Y como Alicia decido seguirlo
Lo persigo
Lo atosigo
A veces entera
Con la mitad de lo que no soy
En selección de color
Monocromática
Ausente
Y volvemos a ser enormes o nimios
Intentando no perder la cabeza
Sueño o me sueñan
O creo que sueño que me sueñan
O sueño que creo que sueño que me sueñan
Todos somos uno
Conjugados en un único tiempo:
El Tiempo
Es siempre
Conjuro de rostros y muecas
Nombres
Manos de Shiva multiplicadas a ene y a todas las grafías
Manos por la piel que no pueden tocarme
A distancia el viento dice nada otra vez
Las líneas de la palma de la mano resbalan por la ventana
Y la lluvia no canta, resbala
Sin deseos (res)balando
Y sé que el destino dice que alguien pensará en mí
Y sé que no creo en el destino y juego a que creo más que palabras
Reconsidero


--(rec, rec, rec)
¿grabo o considero?--


En cada vida sucede lo mismo
Espiral cuadrada
La última


Sin grabar (rec) o n o c e r
Sin ti (con) o c e r
Soy lo que queda a(sidero) s e r



Sin un destino que no sea creer que te creo este mismo instante que escribo
Quizá deba


--¿debo?

Hace tanto que pagué
No debo—



Decir que el destino existe
Hoy me aferro a tocar el centro
Encontrar a la maga y volver a perderla
Perderla y saber que sus labios son estos
Mis labios
Un destino que es siempre.

















jueves, 4 de noviembre de 2010

De regreso

Las palabras, efímeras, saltan entre espacios y grafías momentáneas, tu paso ligero e imperceptible deja la huella de una superficie perfecta de infinita espiral, giro en la cuerda de tu voz y aprehendo la distancia entre nuestras figuras distantes, romper el vacío de mis manos en deseos que se dicen a medias con un cigarro compartido, el café de expediciones a otros mundos de evasión se ha enfriado, la temperatura del invierno congela la sangre que fluye lenta por mis piernas siguiendo tu ir y venir, tus vueltas y rodeos a mi piel que palpita sacudidas, de regreso a mí busco la salida para estar dentro donde los pretextos resuenen una invocación de coincidencias sin develar, hipótesis de sueños, palabras vacías, hoy soy yo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Si digo que puedo moverme entre la escritura a mano y el procesador de texto con la misma soltura, miento.
Mi fetiche de regresar a la hoja como una invitación seductora de la tinta que propone la cercanía de sus olores, la humedad que es desierto en un segundo, los errores que no pueden negarse y quedan como manchas superadas en palabras correctas y precisas, a sentirla presión y el movimiento de mi mano llenando de sentido todos mis sentidos. Esas pequeñas cosas inadvertidas a veces se pierden en la ganancia del tiempo que una tecla de revisión automática no da.
Frente a la pantalla los colores, la luz brillante de una hoja virtual que no se deja rasgar por el filo de mis caprichos, la textura de mis dedos cambia, letra capital, distante, una amante perseguida a distancia, ambas, con sus pro y contras me unen en un afán de exhibicionismo natural, la escritura.
Escribo en mi cuaderno-diario-página que brinca de un recuerdo a otro, los espacios vacíos (vaya oxímoron) de días sin confidencias son el eterno tiempo suspendido de la web siempre en presente. Transcribo líneas, párrafos, corrijo, pienso, regreso y recojo mis pasos-huellas dactilares y relleno los huecos, el placer está en volver la mirada insistente a los trazos redondos y prolongados de mi tinta-pluma, regreso y cada una de las grafías es perfecta en el primer impulso de mi cosmos inexistente.

Tantos puntos, comas, acentos, tanto papel para decir nada, una adicción de placebo existencialista.


Ahora brincan unos ojos de luz de madrugada o eso quiero pensar, que tu mirada escapó del esqueleto transparente, del rincón donde guardas los deseos para después, en otro momento, con otras circunstancias favorables, en otra vida, en un sueño, te sientas en el sillón favorito de trabajo como cuando decidimos que cualquier lugar sea el favorito por estar ahí y me buscas en mis discursos dérmicos, yo sigo en el pantano sostenida a las cuerdas de tu voz, me muevo sin prisa entre tus costillas, sientes que me tragas, no puedes vomitarme, he bajado hasta tus órganos delirantes de retenciones húmedas, resbalo como la sangre sin herida, a contrapelo y tu cerebro hormiguea, olvidaste por qué estás aquí, olvidé tu nombre, I Can, un rostro, un lugar con voceos, un espacio infinito de silencios.

martes, 4 de mayo de 2010

De la magia del encuentro

Nota: Respuesta a "De la metafísica de las causas a la magia del encuentro" de Armando Moreno www.dementeycuerpo.com
No creo en el destino ni lo niego porque no aspiro a ser filósofo, dejo los conceptos para las mentes ávidas de conocerlo todo, me basta la nada. Soy obsesiva, del tiempo, de los desencuentros, del estado doloroso que mueve el cosmos. Si soy fetichista lo debo a mis supersticiones, lo que ha sido fue. Coincido sin intentos que detrás de lo que llaman libertad, voluntad, consecuencias, existo ahora, irreversible como la moneda lanzada al aire y caprichosa oculto la denominación de un valor otorgado por capricho de una mano creadora (¿escritura? los límites entre ficcionalidad y realidad hace tiempo dejaron de escindirse, prefiero la forma al contenido si existe fuera de lo normal, ser anormal sin asimilación ¿pleonasmos de mí?) y la acuñación de mi peso total desgarra el metal, desgaste, devaluación, sobrevaluada, invalida, inválida y su infinito etcétera. Caigo de golpe, del lado de las alas. Por puro capricho de contradicción corto el hilo de la mano que mueve la mano que mueve la mano que mueve la pieza en el tablero. Soy Augusto Pérez susurrándote: “No se sueña dos veces el mismo sueño. Ese que usted vuelva a soñar y crea soy yo será otro […] no vaya a ser que sea usted el ente de ficción, el que no existe en realidad, ni vivo, ni muerto” (¿somos reales?). Aquí, en la caja de mis sueños voy extrayendo los recuerdos, nombres que me nombraron, nombres que no recuerdo, nombres que se escapan, ruidos, silencios, a penas líneas tipográficas, entregas, despedidas, descuidados desprecios e intencionales miedos. A veces entera, otras, con la mitad de lo que no soy, en selección de color, monocromática, ausente. Cajas de cerillos impresos con emblemas de hotel que no recuerdo haber visitado. Salta un conejo que guiñe un ojo y como Alicia lo sigo, lo persigo, lo atosigo, enorme, mínima, llorando o pidiendo que le corten la cabeza. Sueño o me sueñan o creo que sueño que me sueñan o sueño que creo que sueño y que me sueñan…Todos somos uno, todos conjugados en un único tiempo: el tiempo. Conjugo rostros y muecas, manos de Shiva multiplicadas a ene y a todas las grafías, manos por mi piel sin tocarme. A la distancia el viento, dice nada otra vez, sin cantar en lluvias resbalando en la ventana, sin deseos (res)balando. “Alguien” pensará en mí. Reconsidero (rec, rec, rec ¿grabo o considero? siempre lo mismo, soy espiral tan cuadrada, la última, sin grabar (rec) sin ti (con) soy lo que queda (a)sidero) quizá deba (¿debo? Hace tanto que pagué y aún debo) decir que el destino existe. Hoy me aferro a tocar el centro, encontrar a la maga y volver a perderla. Perderla y saber que sus labios son éstos, mis labios.

martes, 23 de marzo de 2010

Sin final

Sin final

No abras la puerta
Circunferencia sin salida
En tu último respiro
El primero
La secuencia infinita
Sin paz y sin laberintos
No grites
Te tragas todos los silencios
El ruido
El tiempo
Estarás vivo
Y quieres matarla
Y no puedes
Y quieres morir
Y sigues respirando
Constante sin cerrar los ojos
Sin abrir la boca
En medio
Nada
Yo

No corras
Dejaste los pies
Lugares imposibles
Lugares
Aquí
Allá
Todos
No abras los dedos
Se escapa la muerte
Sigues vivo
Te atormenta
Es el final que no podrán soñar
Sin descanso
Sin odios
Sin oídos
No respires
No pienses
No existas
No puedes

jueves, 18 de febrero de 2010

Hipótsis privada

Abrir los labios
abrir paredes para no privarme de hacer comentarios a tus ojos
averiguar definitivamente el tono exacto y pasar barreras

Tan próxima, disimulas el reflejo de cristal que vela los mares amanecidos hace tanto tiempo

Tan próximo, disimulo un deseo de apre(he)nderte la distancia de tantos siglos oníricos y la humedad

¿somos permeables?

Levanto la mano y pido la palabra…
todas tus palabras,
una a una hasta convertirlas en el hilo que nace del centro,
caminar en sentido inverso hasta reventar los cuerpos del otro lado de la circunferencia abecedárica
Susurro preciso de teorías multidimensionales
al cubo de mí misma
al cuadrado de la inteligencia de tus manos
al infinitos de mis miedos

Y qué si al final el guía dice que perdernos es preciso
Labios privados,
ojos privados,
deseos privados,
palabras privadas que dicen sólo lo que no develan
dejemos que todo sea público excepto yo
herméticamente cerrada y sin privarme de comentarios.

lunes, 4 de enero de 2010

justificación para contar

Escribir y vivir no es lo mismo pero se parecen tanto, nos inventamos cada día en un espacio y tiempo que creemos reales por una idea vendida de que así debe ser, con cinismo estúpido creemos en los planes de año nuevo, en los propósitos que nunca cumpliremos y decidimos que este año sí cambiaremos para después de trescientos sesenta y cinco días darnos cuenta que somos el mismo ser mediocre y volvemos al círculo infinito, en eso nos gana la ficción que siempre encuentra un final, en que los protagonistas sí tienen acciones por más estaticidad que parezca en mil páginas en que nada sucede, un leve cambio, un roce de pluma descuidada del que se cree autor nos vomita en la cara que más allá de toda hoja llena de palabras el personaje ha ganado, vive lejos de su realidad y se inventa sus propios caprichos. Ella lo sabía, dos tiempos que transcurrían paralelos como en los cuentos de Sábato o Cortázar, dimensiones que existen y que negamos por el miedo de un día dar la vuelta en la esquina y toparnos con una cara que es la misma que vemos cada mañana en el espejo, algunos creen que en alguna parte del planeta hay un ser idéntico a uno, tal vez algunos de ellos viven mucho más cerca de lo que creemos, algunos, uno, alguno que no es uno porque es otro o otros, algunos de alguna parte de algún lugar de algún planeta en algún tiempo. Ella lo sabía sin estar segura, sin tener una teoría científica que sostuviera con razonamientos lógicos lo que la intuición le decía, todo debía suceder(se) a su tiempo, todo está preparado desde siempre, sin tiempo, sin espacio como una hoja en blanco que esperaba ser llenada con tipografía y punto de concurso literario y ella ahora aquí pulsando con sus dedos cortos y finos una grafía de teclado compaq que no decía nada. Escribía por impulso mecánico de llenar las hojas, intentos de contar o descontar las palabras y llevar al límite eso de las reacciones.

Una pausa

Miró las líneas ya escritas decidida a releer y corregir, subió la mirada y

El arrepentimiento, si lees te perderás el resto y su manía de pseudoestudiante contol+e (justificación del texto)

Justificación del texto, pensó con una sonrisa burlona en el rostro, como si las palabras necesitaran ser justificadas por ella, debían ser crucificadas y eliminadas, borradas, porque a veces el lenguaje dice tan poco y es la única forma de seguir existiendo

Había olvidado por qué decidió escribir, contar, contar, contar, contar, contar, (contol+c) (control+v) contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar(contol+v) contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar

(contro+v)

contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar

(contro+v)

contar, contar, contar, contar, contar, con...

(contro+v)

contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar, contar,

siempre es más fácil usar los modos abreviados que manipular el mouse de la computadora y dar clic en no sé cuantos menús y submenús, cuánta jerga cibernética, así cualquiera puede escribir y ser escritor, cualquiera puede dar en el botón (tecla, ícono, dibujito) correcto, otra vez la risa disimulada en que tantas palabras dijeran tan poco

control, control, control, una tecla que se puede oprimir con los más diversos fines y finalidades, menú, otra perra, como si el hambre pudiera elegir entre opciones del menú cuando se intenta contar lo incontable y contar y hambre suenan tan bien en este momento, oxímoron caduco, lugar común y qué lugar no lo es, nosotros somos un lugar común y estoy aquí queriendo escribir tu historia sin que exista alguno al que le importe.

El psicólogo dijo que debo escribir y sacar los pensamientos de mi inconsciente, ese maldito inconsciente que se cree psicólogo, ambos sabemos que lo que quiere es cogerme porque su vida es de mierda y yo recostadita en el diván con mis pantalones ajustados y mi escote de puta estudiante, cagándole la mierda de creer que ella escribe y yo vivo o al revés porque parecemos un par de idiotas tratando de burlar la psicoterapia obligada,

Prendo el último cigarro y maldigo no tener un centavo más, miró el reloj de la esquina inferior derecha de la pantalla daewoo, pienso si también miras el reloj en este momento, seguro que no, estarás follándote a una cualquiera porque cualquier es cualquiera y cualquiera no soy yo.

Y cómo comenzar, cada intento me regresa al final porque lo demás es aburrido, me detengo porque la diégesis está como suceden siempre las cosas en ella, sin una historia líneal, sin saltos temporales ni in media res, todo en el momento mismo en que se piensa se hace, cómo contar cada hecho en la memoria que no tiene tiempo y que acumula imágenes sobre olores y olores sobre nombres y nombres en rostros que ya no tienen imágenes

Tu cuerpo sudando sobre el mío, yo inmóvil idiotizada de ti y tu sexo ardiendo dentro y fuera, dentro y fuera hasta el agotamiento y la sonrisa, hasta el abrazo obligado y la vestida inmediata porque no hay tiempo de llegar a la cena a tiempo, yo trato de disimular el disgusto de que te largues después de pagar el cuarto de hotel y usarlo menos de cuarenta minutos (promedio estadístico de encuesta comprobada) Espiando con la mirada desconfiada de que el tipo con cara de baboso no seas tú ¿cuánto tiempo me observaste esa vez, la primera vez, desde el otro pasillo que da a la biblioteca antes de atreverte a salir y dar la cara? Y lo supe, supe que este eres tú. Una tarde en que las palabras se perdieron y los olores de la tierra húmeda, el pasto de la facultad recién cortado y el sol que apenas calentaba el cuerpo nos daba la postal de una mala película y no nos atrevimos a revolcarnos. Mi odio y tú siempre tan tú. La verdad es que tampoco creo que alguien le importe por qué estás muerto y yo quiera dar mi versión de los hechos. No tengo razones, las versiones tan infinitas como las veces que escriba y reescriba tu muerte para terminar de matarte porque siempre regresas con tu respiro de vivo agonizante, contar, contra, contar para tener el placer de llegar a la última página y ver tu muerte, pero no es un impulso vulgar de voyerista o necrofilia, nunca me he considerado una mujer sádica, disfruto sólo el dolor soportable como otros, los detalles están en la nota roja y el expediente del juzgado en turno, nunca negué los hechos, puedo satisfacer el más enfermo morbo pero tampoco eso es lo que me impulsa a tratar de describirte...